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Aunque los factores causales del TDAH no están, todavía, completamente identificados y las investigaciones, hasta la fecha, no han sido capaces de encontrar una causa única, capaz de explicarlo por completo, se piensa que es multicausal, es decir, producido por varios factores que interactúan entre sí: Bases neurológicas, factores genéticos, alteraciones neuroanatómicas, una disfunción de los sistemas de neurotransmisión y otros factores ambientales y psicosociales.

FACTORES AMBIENTALES

Hasta la fecha, los estudios realizados no han podido demostrar que ninguno de los factores ambientales (tanto biológicos como psicosociales) relacionados con el TDAH, ni ninguna combinación de ellos, sea la causa necesaria y/o suficiente para la manifestación del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad ya que, estos factores, también están relacionados con otros trastornos psiquiátricos.

Los factores ambientales son relevantes, en cuanto determinan e influyen en una evolución más vulnerable. Un entorno inestable, por ejemplo, puede agravar, no sólo el TDAH, sino cualquier trastorno.

Estos factores ambientales de riesgo son:

  • Factores biológicos: consumo de tabaco, alcohol o drogas durante el embarazo, mala salud materna, factores no genéticos pre, peri y postnatales (embarazos prematuros, bajo peso al nacer, encefalitis, meningitis), etc.
  • Factores psicosociales: conflictos familiares, clase social baja, malnutrición, exclusión social, maltrato, consumo de tóxicos por los padres, ambiente familiar desestructurado, medio escolar desorganizado, etc.

FACTORES GENÉTICOS

Con frecuencia, muchos adultos se dan cuenta de que tienen este trastorno cuando alguno de sus hijos es diagnosticado con TDAH.

Hasta en el 80% de los casos, el TDAH es transmitido genéticamente, es decir, se hereda; no se adquiere en el curso de la vida, aunque la transmisión no es del tipo mendeliano clásico y no está ligada de manera específica al sexo. Si uno o ambos padres tienen TDAH no es obligatorio que el hijo lo padezca pero sí existe una mayor probabilidad. Inversamente si el niño tiene TDAH no es obligatorio que los padres lo tengan (aunque las probabilidades son altas).

Si no hallamos TDAH entre los padres de un niño es apropiado indagar tíos y abuelos. En el desarrollo del TDAH, la genética se une a factores ambientales que precipitan o multiplican los riesgos.

FACTORES NEUROQUÍMICOS Y NEUROANATÓMICOS

Los estudios de neuroimagen han puesto de manifiesto el menor tamaño de ciertas regiones cerebrales (regiones prefrontales, ganglios basales, cuerpo calloso y cerebelo), así como la disfunción del lóbulo prefrontal.

Se ha comprobado que, alteraciones en áreas prefrontales (esenciales en los procesos de atención, control de impulsos, organización y actividad sostenida dirigida a un fin), provocan falta de atención, distractibilidad e inhabilidad para inhibir una respuesta.

Además, se ha descubierto que, alteraciones en la corteza promotora, provoca inquietud motora.

Desde el punto de vista bioquímico, se conoce la producción irregular de importantes neurotransmisores cerebrales.

Los neurotransmisores son sustancias químicas que producen las neuronas. Para que se produzca una buena comunicación entre las neuronas y todo funcione normalmente, debe existir la cantidad adecuada de determinados neurotransmisores que, en este caso, son la dopamina y la noradrenalina.

En el niño con TDAH existe una producción irregular de estos dos neurotransmisores y, por ello, la medicación que se les suministra está orientada a regularizar la producción y funcionamiento de esas sustancias.

El déficit de neurotransmisores afecta a las capacidades cognitivas y dan pie a alteraciones de las funciones ejecutivas, básicamente reguladas por las conexiones neuronales entre el córtex prefrontal, los ganglios basales y el cerebelo, lo que adjudica a estas regiones un papel primordial en el TDAH.

Las funciones ejecutivas son capacidades básicas en el ser humano:

1.       La capacidad de planificación. Definida como la capacidad para secuenciar una serie de acciones requeridas para resolver un problema.

2.       La flexibilidad cognitiva. Habilidad para pensar en diferentes soluciones para una determinada situación o problema.

3.       La memoria de trabajo. La capacidad para mantener activa la información necesaria para resolver un problema.

4.       La inhibición. La capacidad para inhibir o retener una determinada actuación.

5.       El cambio. La habilidad para cambiar un tipo de acción o conducta a voluntad y de acuerdo con las necesidades de las circunstancias

Los estudios neuropsicológicos ponen en evidencia una menor capacidad de autocontrol del comportamiento y una mayor facilidad para la distracción, junto con una afectación importante de las funciones ejecutivas, Todos estos síntomas se manifiestan en una combinación irregular en cada persona, pudiendo quedar, alguno de ellos, disimulado por la obviedad de los otros e incluso, ir cambiando con el tiempo debido al proceso de maduración del cerebro.