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El tratamiento ha de ser multidisciplinar, esto es, debe comprender:

  • Terapia psicológica cognitivo-conductual,
  • Tratamiento farmacológico, si está recomendada por el facultativo,
  • Terapia psicopedagógica
  • Terapia psicosocial, en casos de adversidad socioeconómica.

Ninguno de estos tratamientos es único ni exclusivo, ni puede ni debe sustituir a los demás. Este tratamiento conjunto debe contar con la colaboración y comunicación continua de las familias, el ámbito educativo, el ámbito sanitario y otras instituciones pertinentes.

El abordaje multimodal se realizará de manera individualizada, es decir, con una intervención del alumno/a que incluya los aspectos conductuales, cognitivos, emocionales y los familiares, académicos, sociales, considerando las características y circunstancias que rodean al menor y a su familia.

El diagnóstico temprano y posterior tratamiento en el inicio de la escolarización es fundamental. Este diagnóstico será imprescindible para el correcto aprendizaje social que ayudará al aprendizaje académico posterior: el aprendizaje de aprender. El diagnóstico precoz impide la pérdida de los primeros años de aprendizaje.

TRATAMIENTO PSICOLÓGICO:

Este tratamiento cursa en dos vías:

  • Terapia conductual y
  • Terapia cognitiva.

La terapia conductual emplearía las siguientes técnicas de modificación de conducta:

  1. Incrementar las conductas adecuadas: el refuerzo positivo (alabanza, atención positiva, recompensas y privilegios) y el refuerzo negativo (retirar un estímulo no deseado ante el logro de la conducta deseada).
  2. Reducir las conductas no deseadas: tiempo fuera o aislamiento, extinción, coste de respuesta, castigos, etc.
  3. Técnicas combinadas: economía de fichas, contrato de contingencias, etc.

La terapia cognitiva trabajaría sobre ideas, actitudes y creencias de los progenitores y del paciente.

  1. Trabajo con el paciente: enseñar autoinstrucciones, técnicas de entrenamiento en autocontrol, resolución de problemas, técnicas de relajación, extinción de conductas inadecuadas, fomento de conductas adaptativas, inteligencia emocional y entrenamiento en habilidades sociales. En el caso de las niñas, es conveniente incidir en el empoderamiento y la asertividad.
  2. Entrenamiento para padres: información sobre el trastorno, entrenamiento en técnicas de modificación de conducta, consenso en las directrices educativas, etc.

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO:

Antes de los siete años y cuando los síntomas son leves, se recomienda que el primer tratamiento sea terapia conductual para los pacientes y entrenamiento a padres y madres en lugar de fármacos. Cuando esto no funciona o en los casos más severos es cuando se considera la medicación, siempre prescrita y con seguimiento del especialista clínico.

El tratamiento debe estar supervisado por un profesional médico, preferentemente neurólogo o psiquiatra y administrado de forma responsable por los y las responsables del cuidado niño/a.

Dependiendo del paciente, la tendencia de los profesionales clínicos se decanta por los tratamientos multimodales, en los que se suelen conjugar simultáneamente los medicamentos con las terapias que modulan el comportamiento, logrando una mejor evolución que aquellas en las que sólo se medica. Una buena organización del tiempo familiar, un ritmo ordenado de comidas y sueño, las rutinas para el trabajo en la escuela y fuera de ellas, una buena distribución del tiempo de ocio  ayuda mucho a una buena medicación bien administrada.

Entender que la medicación permite fijar la atención y reducir la hiperactividad, tanto física como mental, es fundamental, pero entender que los fármacos son solo una ayuda y no la solución, es todavía más importante. Los medicamentos logran que sus sinapsis neuronales funcionen mejor, pero ni educan, ni curan el TDAH.

TRATAMIENTO PSICOPEDAGÓGICO:

Es bien sabido que un alto porcentaje de los niños, niñas y adolescentes presentan más dificultades de aprendizaje y fracaso escolar que el resto de la población, por lo que el tratamiento psicopedagógico es uno de los fundamentos básicos del tratamiento general de los pacientes con TDAH.

Es importante la información y formación de los y las docentes sobre el TDAH, por lo que es recomendable que reciban instrucción para el manejo de los niños con TDAH en el aula y que, como prevención, les ayude a detectar síntomas de alerta del TDAH de manera precoz.

El trabajo en los centros escolares con los estudiantes que padecen TDAH debe incluir como parte prioritaria adaptaciones metodológicas en la enseñanza, así como técnicas de modificación de conducta y diferentes estrategias en el aula (manejo de la agenda, entrenamiento en el cumplimiento de normas y establecimiento de límites, presentación del trabajo, adaptación de los sistemas de evaluación del alumnado con TDAH). En ocasiones, además se exige un trabajo psicopedagógico individual (comprensión y velocidad lectora, cálculo numérico, habilidades cognitivas, etc.).

Finalmente, insistiremos en la importancia de la implicación de toda la comunidad educativa para la eficacia de todas estas medidas.